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El lenguaje pictòrico
de Hess
Nuccio
Cinquegrani
Dal Catalogo: Christian Hess - Palermo 1974
Pervadido por una
costante inquietud, Christian Hess
sentía « suyo » el momento todavía no
vivido e inaceptable lo que parecía
definitivo o estaba a punto de serlo.
Amaba por eso la naturaleza con sus
imprevistos caprichos cromáticos y el
rostro humano en el que podía leer el
pasaje de las emociones más íntimas.
Este amor trasparenta en los paisajes,
pintados con ademán vehemente para
agarrar el rápido mudarse de la luz, y
en los retratos bosquejados con feliz
intuición y luego casi acariciados de
manera más meditada para hacer brotar la
mirada o tomar una nota de melancolía.
En la pintura de Hess, en sus
innumerables dibujos, en sus cuadros al
temple y al óleo, se encuentra también y
con frecuencia el desnudo que nos ofrece
una indicación de su gusto para la
armonía y la gracia sin defensa y señala,
quizá, el deseo del artista de realizar
idealmente su modelo de mujer. La figura
femenina en la obra del pintor alemán
puede, por unos aspectos considerarse
una referencia a las varias etapas de su
vida: mesurada y formal en los dibujos
académicos, vigorosa y rodiniana en los
de la búsqueda, sosegada - a veces
monumental - y recogida en un equilibrio
de Iineas y color en las pinturas al
óleo de la madurez.
Lo que en la obra de Hess parecía tener
un tono menor hasta 1927 era el
episodio, la narración colorida que le
sugerió dcspués la hidalguía y humanidad
de la gente de Sicilia que él supo
comprender e interpretar con poética
sensibilidad. El lenguaje de Hess en
Sicilia, madurándose sobre su no
adormecida matriz expresionista, se
calienta y se vivifica cromaticamente
para ilustrar los temas de una cultura
instintiva y genuina y traducirlos, con
sutiles notaciones psicoló- gicas, en
dimenciones sugestivas. Mezclándose al
pueblo, observando sus personajes
trabajando, en las pobres casas, en las
estrechas caliejuelas, él logra fijar -
especialmente en sus brillantes
aquarelas, realizados con técnica segura
y sin arrepentimientos - ademanes,
expresiones y la atmósfera cálida que
aletea.
Nacen así entre 1927 y 34 y, después,
entre 36 y 38 obras fresca y líricas
como « il falciatore di Girgenti », «
Donne di Messina », “L’indovino”,
polémicas como « Accelerato di terza
classe », « Ladro e carabiniere »; se
realizan trabajos equilibrados como «
Pescatori di Taormina » - donde se
descubre la solemnidad de ademanes
antiguos como la resaca; « Il riposo dei
muratori » - en que la figura humana se
vuelve parte integrante de la
composición paisajística; « Autoritratto
sulla barca »; se animan los campesinos
de los retratos, casi a la manera de
Verga, absortos y mesurados en la luz
del mediodía.
Si queremos seguir observando entre las
obras de Hess los paisajes sicilianos -
en que el episodio se margina (pero
siempre se reverbera) - no nos damos
cuenta que incluimos también trabajos
ejecutados sucesivamente en Alemania
porque en la memoria del pintor se
habían quedados hondamente entretejidos
los colores mediterráneos, a esclarecer
y avivar su paleta donde había chorreado
la última acre luz del expresionismo.
En 1939, después dei paréntesis italiano
y su estancia en Suiza, Hess, regresado
a su patria, sentía que había logrado el
vigor de la madurez artística y que se
hallaba proyctado hacia nuevas
experiencias. Pero en aquel entonces en
Alemania la cultura se había apagado
bajo la presión nivelatriz de la
doctrina política: sobre la tela el
artista lanza entonces su reprimida
protesta y vuelve a recorrer con
renovado tesón y riqueza de técnica el
camino del postcubismo, de la metafísica
y del abstractismo ya embocado con
genial intuición vários años antes
cuando había producido obras
significativas come «Il giocatore di
scacchi » (1931), «Testa e mano» (1932),
«Melanzane con quartara», «Natura morta
verticale», «Aguglie sulla fruttiera»,
«Composizione con colombi » (todos del
33), «Brocche rotte» y «Natura morta con
asso di fiori» (1935).
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